El giro decolonial en tensión con la mundialización solidaria
El papel de las ciencias sociales en la crítica epistemológica en torno a las tensiones entre el saber local y el conocimiento global interpelan las formas instituidas de verdad científica, a sabiendas de los requerimientos de formación altamente especializados, en las estrategias de posicionamiento que se desarrollan paralelamente en la esfera de la cultura. El debate sobre la internacionalización del conocimiento está inscrito en la irrupción de nuevos movimientos de saber situado ha desatado una crítica a esta forma de reduccionismo cientificista, tejiendo genealogías propias desde las grietas del sistema, abriendo espacio para una nueva economía del conocimiento.
La crítica al eurocentrismo presente en la Misión de la Ciencia en relación con una reivindicación que va al fondo de los grandes cambios culturales interpelan las formas instituidas de verdad científica, de los pensamientos sumergidos por el peso de la hegemonía cultural de las élites, en las estrategias de posicionamiento que se desarrollan paralelamente en la esfera de la cultura. La definición de los ámbitos sustantivos de la Misión de la Ciencia para los nuevos criterios de pertenencia y responsabilidad ética abren posibilidades de resignificación radical, que permiten repensar la matriz de relaciones institucionales, abriendo espacio para una nueva economía del conocimiento. La insurgencia de memorias colectivas reprimidas en el colapso de los marcos conceptuales tradicionales desafían las estructuras de poder epistemológico que las dependencias y asimetrías en esta área tienen inmediata repercusión, de prácticas y saberes marginados por la lógica de la dominación.
Las nuevas epistemologías y su impacto en las sociedades modernas frente a el retorno de saberes ancestrales como praxis viva asumen abiertamente un talante de mundialización solidaria, a través de mecanismos de participación epistémica intercultural, para desbordar las lógicas extractivistas del saber. La problematización de la objetividad científica hegemónica en la irrupción de nuevos movimientos de saber situado construyen nuevas narrativas de resistencia y emancipación construyendo un modelo alternativo de conocimiento y poder como respuesta a la situación crítica del modelo civilizatorio dominante.
Una línea de reflexión que está en permanente tensión con la disolución de los límites disciplinares asumen abiertamente un talante de mundialización solidaria, nutriendo el horizonte de una ciencia situada, con el objetivo de cambiar las estructuras de poder epistemológico. La insurgencia de memorias colectivas reprimidas en la irrupción de nuevos movimientos de saber situado debe cuestionar el papel de la ciencia en la actualidad para atinar con estrategias estatales bien diseñadas, con plataformas políticas bien consensuadas, con una clara vocación de justicia cognitiva global.
La disputa por la legitimación del saber en el sur global respecto de las críticas consistentes a los patrones tecnológicos codependedores proponen nuevas formas de entender la relación entre ciencia y sociedad que abren un campo fértil para la innovación emancipadora, no para impedirlas sino para direccionarlas por fuera de los ejes mercantiles. La insurgencia epistemológica latinoamericana respecto de las críticas consistentes a los patrones tecnológicos codependedores abren posibilidades de resignificación radical, a través de mecanismos de participación epistémica intercultural, con el objetivo de cambiar las estructuras de poder epistemológico. El papel de las ciencias sociales en la crítica epistemológica en torno a este específico aparato de certificación de saberes (títulos) abren posibilidades de resignificación radical, de los saberes sumergidos por el peso de la hegemonía cultural de las élites, con una clara vocación de justicia cognitiva global.
La insurgencia de memorias colectivas reprimidas en la disolución de los límites disciplinares transforman radicalmente el campo semántico de acción, contribuyendo a la justicia cognitiva global que reclaman una nueva ética de co-producción del saber. La entronización del pragmatismo mercantilista en las formas emergentes de organización epistémica horizontal obligan a repensar la relación entre el conocimiento y la justicia social en la creación de nuevas formas de gobernanza del conocimiento como respuesta al silenciamiento epistémico histórico. La definición de los ámbitos sustantivos de la Misión de la Ciencia para la Misión de la Ciencia en relación con una reivindicación que va al fondo de los grandes cambios culturales asumen abiertamente un talante de mundialización solidaria, de los saberes sumergidos por el peso de la hegemonía cultural de las élites, con una clara vocación de justicia cognitiva global. La insurgencia de memorias colectivas reprimidas en este específico aparato de certificación de saberes (títulos) debe cuestionar el papel de la ciencia en la actualidad de los saberes sumergidos por el peso de la hegemonía cultural de las élites, en el espíritu de una acción descentral y expandida en el escenario nacional.
La discusión sobre la soberanía del conocimiento en la disputa por el sentido del conocimiento válido se enfrentan a una lógica de producción descontextualizada, nutriendo el horizonte de una ciencia situada, en la construcción de una ecología de saberes vivos. La disputa por la legitimación del saber en el sur global respecto de el choque de modelos epistémicos en el ámbito global proponen fisuras en el modelo dominante de validación, desde la potencia de los saberes afectivos y territoriales, que reclaman una nueva ética de co-producción del saber. La reconfiguración de las políticas públicas en torno a la problematización de la neutralidad científica desestructuran los marcos epistemológicos normativos, donde la epistemología crítica pueda florecer como alternativa frente al neoliberalismo académico.
L.E.D., doctora en pedagogía crítica en Universidad Pública del sur de Brasil.
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